Cándidas y hongos

Los síntomas más frecuentes incluyen picor intenso, flujo blanco y espeso con una textura similar al requesón, enrojecimiento, hinchazón en la zona genital y, en algunos casos, molestias al orinar o durante las relaciones sexuales. A diferencia de infecciones bacterianas, la candidiasis no suele causar un olor fuerte en el flujo, lo que la diferencia de, por ejemplo, una vaginosis bacteriana.

Los probióticos que contienen Lactobacillus acidophilus y Bifidobacterium bifidum son especialmente útiles para prevenir la candidiasis intestinal, ya que contribuyen a restaurar el equilibrio de la flora intestinal. Es recomendable consumirlos en cápsulas o en alimentos fermentados como el kéfir o el yogur natural. Para mejores resultados, busca probióticos con alta concentración (más de 10 mil millones de UFC).

El extracto de semillas de pomelo tiene propiedades antifúngicas y antibacterianas que pueden ayudar a combatir la Candida albicans sin afectar a las bacterias beneficiosas del cuerpo. Además, refuerza el sistema inmunológico y actúa como antioxidante. Se puede usar tanto de forma interna, en cápsulas o gotas diluidas, como externamente para aliviar los síntomas tópicos.

El aceite de árbol de té es uno de los productos más utilizados gracias a sus propiedades antimicóticas; se puede diluir y aplicar directamente en la zona afectada. Otros productos eficaces incluyen cápsulas de ajo, extracto de orégano y probióticos vaginales que restauran el equilibrio de la flora natural. También se recomienda la crema de caléndula para aliviar la irritación y el picor.

Puedes hacer baños de asiento con agua tibia y bicarbonato de sodio, ya que ayuda a equilibrar el pH de la zona íntima. Las compresas frías con infusión de manzanilla o aloe vera puro también pueden calmar la inflamación y el picor. Es importante evitar productos irritantes como jabones perfumados o ropa ajustada que empeoren los síntomas.

Siempre es aconsejable hacer una prueba en una pequeña zona de la piel para evitar reacciones alérgicas. Además, aunque los tratamientos naturales suelen ser seguros, es importante seguir las dosis recomendadas y evitar mezclarlos con otros remedios sin supervisión profesional. Si los síntomas persisten más de una semana, consulta a un especialista para confirmar el diagnóstico y evitar complicaciones.