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VitaD3 4.000 UI · Mundo Natural · 120 perlas

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La vitamina D, es una de las vitaminas liposolubles con menor presencia en los alimentos naturales. En su mayoría (aproximadamente entre el 80 y el 90%) se obtiene de la producción o síntesis endógena que se produce a partir de la influencia de la luz solar (rayos UV) sobre la piel.

La vitamina D obtenida de la alimentación, la endógena o aquella proveniente del uso de complementos alimenticios, necesita al menos dos transformaciones para ser biológicamente activa y realizar sus funciones en los tejidos de organismo. A nivel hepático es transformada en 25 Hidroxivitamina D o calcidiol y a nivel renal en 1,25 dihidroxivitamina D o también llamado calcitriol.

Entre las formas complementarias principales de suministro, Ergocalciferol o D2 y Colecalciferol o D3, es esta última la más recomendada y extensamente utilizadas, al ser la más biodisponible y similar a la forma en que se sintetiza en la piel en respuesta a los rayos ultravioletas del sol.

Entre sus propiedades, la vitamina D es necesaria para una buena absorción intestinal de calcio y el fósforo, y contribuyen a la salud del hueso y otras estructuras en las que influyen directamente los niveles de calcio en sangre. Ambos minerales y la vitamina D son de los elementos imprescindibles y necesarios para la formación y funcionalidad del tejido óseo del cuerpo. Los niveles de vitamina D favorecen e influencian de forma directa el incremento de los niveles de calcio en la sangre y su metabolismo.

Es conocido como los niveles de vitamina D pueden disminuir en épocas como el otoño o el invierno, debido al poco sol sobre todo en zonas menos tropicales. Esta situación empeora con la presencia de otras condiciones inherente a los hábitos de las personas o a condiciones o enfermedad que disminuyen la toma regular de sol y pueden llegar a frecuencia de exposición inferiores a las habituales recomendadas de al menos de 3 veces por semana y no menos de 15 minutos al día. Estos períodos pueden resultar suficientes para reponer las necesidades diarias de la vitamina D en un adulto sano normal.

Estas condiciones pueden verse afectadas en casos de pacientes o personas encamadas, o que permanecen mucho tiempo en el interior de las viviendas o espacios cerrados, en enfermos crónicos o en situaciones como la sobreprotección excesiva de la piel con protectores solares, todo lo cual contribuye al déficit de vitamina D y sus consecuencias para la salud.

En la actualidad la mayoría de las autoridades sanitarias han dispuesto agregar o fortificar con vitaminas, y específicamente la D, a diversos alimentos con la finalidad de prevenir y trabajar las diversas y variadas causas del déficit, a partir de mejorar los aportes diarios. La leche, los pescados grasos, el hígado de res, quesos, la yema de huevo y los cereales, son los más utilizados en la dieta diaria.

Otros métodos de suplementos o complementos nutricionales pueden ser utilizados sobre todo en aquellos con alteraciones o niveles bajos determinados de algunos de los indicadores del estado o niveles de la vitamina D en el organismo. La más utilizada resulta la determinación de la forma 25-hidroxivitamina D, ya que puede evidenciar falta o niveles disminuidos de la vitamina D liposoluble.

Cifras inferiores a 30 nm/L (12 ng/ml) son reconocidos como bajos para las necesidades metabólicas del cuerpo. Los requerimientos si bien dependen de la edad y condiciones como el embarazo la lactancia o alguna enfermedad asociada ya en el actualidad se reconoce el beneficio de aportes preventivos de vitamina D en situaciones y enfermedades crónicas como el cáncer o las afecciones cardiovasculares.

Por lo general se reconocen necesidades de aportes extras de vitamina D a lo cual contribuyen los complementos alimenticios, la dieta equilibrada o variada y un estilo de vida saludable que aporta el tiempo de exposición al sol necesarios o suficientes para evitar el déficit.

Entre los usos más frecuentes de suplementos de la vitamina D, se orientan al déficit (raquitismo), la osteoporosis, osteomalacia, o hiperparatiroidismo, entre otros trastornos con base al metabolismo defectuoso del calcio, y otros minerales estrechamente relacionados con el metabolismo de la vitamina D y el fortalecimiento del tejido óseo.

De las aplicaciones más extendidas, la prevención de las fracturas en las personas con riesgo de fractura ósea, en personas mayores o pacientes de largo tiempo de hospitalización, institucionalizadas, diabéticos, o en la insuficiencia renal, entre otros.

Por lo general se reconocen necesidades de aportes extras de vitamina D a lo cual contribuyen los complementos alimenticios, la dieta equilibrada o variada y un estilo de vida saludable que aporta el tiempo de exposición al sol necesarios o suficientes para evitar el déficit.

Entre los usos más frecuentes de suplementos de la vitamina D, se orientan al déficit (raquitismo), la osteoporosis, osteomalacia, o hiperparatiroidismo, entre otros trastornos con base al metabolismo defectuoso del calcio, y otros minerales estrechamente relacionados con el metabolismo de la vitamina D y el fortalecimiento del tejido óseo.

De las aplicaciones más extendidas, la prevención de las fracturas en las personas con riesgo de fractura ósea, en personas mayores o pacientes de largo tiempo de hospitalización, institucionalizadas, diabéticos, o en la insuficiencia renal, entre otros.

Composición por perla:

  • 4.000 UI de vitamina D3 (colecalciferol).

Modo de empleo:

Tomar 1 perla al día.

Presentación:

Bote de 120 perlas.

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* Los complementos alimenticios no deben utilizarse como sustitutos de una dieta variada y equilibrada. No superar la dosis diaria expresamente recomendada. Mantener fuera del alcance de los niños más pequeños.

La información contenida en nuestra web tiene carácter informativo y no puede ser considerada como sustitutiva de la prescripción, diagnóstico o tratamiento médico. Los resultados de los complementos nutricionales pueden variar en función de la persona, y el tiempo para obtener los beneficios indicados dependerá de cada caso.

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La vitamina D, es una de las vitaminas liposolubles con menor presencia en los alimentos naturales. En su mayoría (aproximadamente entre el 80 y el 90%) se obtiene de la producción o síntesis endógena que se produce a partir de la influencia de la luz solar (rayos UV) sobre la piel.

La vitamina D obtenida de la alimentación, la endógena o aquella proveniente del uso de complementos alimenticios, necesita al menos dos transformaciones para ser biológicamente activa y realizar sus funciones en los tejidos de organismo. A nivel hepático es transformada en 25 Hidroxivitamina D o calcidiol y a nivel renal en 1,25 dihidroxivitamina D o también llamado calcitriol.

Entre las formas complementarias principales de suministro, Ergocalciferol o D2 y Colecalciferol o D3, es esta última la más recomendada y extensamente utilizadas, al ser la más biodisponible y similar a la forma en que se sintetiza en la piel en respuesta a los rayos ultravioletas del sol.

Entre sus propiedades, la vitamina D es necesaria para una buena absorción intestinal de calcio y el fósforo, y contribuyen a la salud del hueso y otras estructuras en las que influyen directamente los niveles de calcio en sangre. Ambos minerales y la vitamina D son de los elementos imprescindibles y necesarios para la formación y funcionalidad del tejido óseo del cuerpo. Los niveles de vitamina D favorecen e influencian de forma directa el incremento de los niveles de calcio en la sangre y su metabolismo.

Es conocido como los niveles de vitamina D pueden disminuir en épocas como el otoño o el invierno, debido al poco sol sobre todo en zonas menos tropicales. Esta situación empeora con la presencia de otras condiciones inherente a los hábitos de las personas o a condiciones o enfermedad que disminuyen la toma regular de sol y pueden llegar a frecuencia de exposición inferiores a las habituales recomendadas de al menos de 3 veces por semana y no menos de 15 minutos al día. Estos períodos pueden resultar suficientes para reponer las necesidades diarias de la vitamina D en un adulto sano normal.

Estas condiciones pueden verse afectadas en casos de pacientes o personas encamadas, o que permanecen mucho tiempo en el interior de las viviendas o espacios cerrados, en enfermos crónicos o en situaciones como la sobreprotección excesiva de la piel con protectores solares, todo lo cual contribuye al déficit de vitamina D y sus consecuencias para la salud.

En la actualidad la mayoría de las autoridades sanitarias han dispuesto agregar o fortificar con vitaminas, y específicamente la D, a diversos alimentos con la finalidad de prevenir y trabajar las diversas y variadas causas del déficit, a partir de mejorar los aportes diarios. La leche, los pescados grasos, el hígado de res, quesos, la yema de huevo y los cereales, son los más utilizados en la dieta diaria.

Otros métodos de suplementos o complementos nutricionales pueden ser utilizados sobre todo en aquellos con alteraciones o niveles bajos determinados de algunos de los indicadores del estado o niveles de la vitamina D en el organismo. La más utilizada resulta la determinación de la forma 25-hidroxivitamina D, ya que puede evidenciar falta o niveles disminuidos de la vitamina D liposoluble.

Cifras inferiores a 30 nm/L (12 ng/ml) son reconocidos como bajos para las necesidades metabólicas del cuerpo. Los requerimientos si bien dependen de la edad y condiciones como el embarazo la lactancia o alguna enfermedad asociada ya en el actualidad se reconoce el beneficio de aportes preventivos de vitamina D en situaciones y enfermedades crónicas como el cáncer o las afecciones cardiovasculares.

Por lo general se reconocen necesidades de aportes extras de vitamina D a lo cual contribuyen los complementos alimenticios, la dieta equilibrada o variada y un estilo de vida saludable que aporta el tiempo de exposición al sol necesarios o suficientes para evitar el déficit.

Entre los usos más frecuentes de suplementos de la vitamina D, se orientan al déficit (raquitismo), la osteoporosis, osteomalacia, o hiperparatiroidismo, entre otros trastornos con base al metabolismo defectuoso del calcio, y otros minerales estrechamente relacionados con el metabolismo de la vitamina D y el fortalecimiento del tejido óseo.

De las aplicaciones más extendidas, la prevención de las fracturas en las personas con riesgo de fractura ósea, en personas mayores o pacientes de largo tiempo de hospitalización, institucionalizadas, diabéticos, o en la insuficiencia renal, entre otros.

Por lo general se reconocen necesidades de aportes extras de vitamina D a lo cual contribuyen los complementos alimenticios, la dieta equilibrada o variada y un estilo de vida saludable que aporta el tiempo de exposición al sol necesarios o suficientes para evitar el déficit.

Entre los usos más frecuentes de suplementos de la vitamina D, se orientan al déficit (raquitismo), la osteoporosis, osteomalacia, o hiperparatiroidismo, entre otros trastornos con base al metabolismo defectuoso del calcio, y otros minerales estrechamente relacionados con el metabolismo de la vitamina D y el fortalecimiento del tejido óseo.

De las aplicaciones más extendidas, la prevención de las fracturas en las personas con riesgo de fractura ósea, en personas mayores o pacientes de largo tiempo de hospitalización, institucionalizadas, diabéticos, o en la insuficiencia renal, entre otros.

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