La menorragia es un trastorno del sangrado menstrual que pueden aparecer en la edad fértil de la mujer o durante la menopausia. Hay muchos factores que pueden causar esta alteración y cada caso necesita de tratamiento personalizados. Descubre cómo saber si padeces de menorragia y qué soluciones existen para su tratamiento.
¿Qué es la menorragia?
El término menorragia se utiliza en medicina para describir un sangrado menstrual excesivamente abundante y con una duración más larga de lo normal.
Aunque a menudo las mujeres lamentan pérdidas abundantes durante el período menstrual, lo cierto es que en la mayoría de los casos estas no se pueden clasificar como menorragia.
En caso de menorragia el flujo llega a impedir el desempeño de actividades cotidianas debido a las pérdidas anormales y los calambres típicos que aparecen cuando una mujer padece este problema.
Tipos de sangrado uterino más comunes
La menorragia es solo una de las alteraciones del sangrado uterino. Entre los diferentes tipos de trastornos del flujo menstrual destacan:
- Polimenorrea: en esta alteración los ciclos aparecen con una frecuencia inferior a los 21 días entre uno y otro.
- Metrorragia: este término se utiliza para describir un sangrado irregular como ausencia de sangrado en la menstruación o pérdidas entre un ciclo y otro.
- Oligomenorrea: a diferencia de la polimenorrea en este caso los ciclos son menos frecuentes de lo normal y con un sangrado escaso.
Síntomas de la menorragia
Hay algunos signos que pueden ayudarte a detectar la menorragia:
- El flujo menstrual es tan abundante que necesitas cambiar las compresas o tampones cada hora.
- Una toalla higiénica normal o un tampón no son suficientes para contener el flujo.
- Tu período dura más de una semana.
- El flujo es abundante y presenta coágulos del tamaño de una avellana o mayores.
- Sientes una fatiga extrema.
- Tienes dolor constante en la zona del estómago y calambres.
Causas del sangrado menstrual abundante
Las causas de la menorragia muchas veces son desconocidas, pero hay diversas condiciones que pueden producir esta anomalía del sangrado menstrual:
- Pólipos: se trata de pequeñas formaciones tumorales benignas que muchas veces producen un aumento del sangrado menstrual.
- Fibromas uterinos: estas formaciones tumorales no cancerígenas suelen presentarse en mujeres en edad fértil y frecuentemente causan menorragia.
- Alteraciones hormonales: en el ciclo menstrual cada mes el revestimiento del útero (endometrio) es regulado por los niveles de algunas hormonas. Los desequilibrios hormonales producidos por el síndrome de ovario poliquístico, la anovulación u otras disfunciones ováricas pueden causar un desarrollo anormal del endometrio y como consecuencia su desprendimiento causará un sangrado más abundante y prolongado. La menopausia también produce alteraciones hormonales que pueden dar lugar a menorragia.
- Enfermedad de Von Willebrand: esta y otras patologías hemorrágicas pueden causar alteraciones del sangrado uterino como la menorragia.
- Embarazo ectópico: el sangrado excesivo también puede producirse en caso de embarazo extrauterino o un aborto espontáneo.
Enfermedades renales, hepáticas o de la tiroides, el cáncer uterino, el uso de algunos medicamentos y los dispositivos intrauterinos no hormonales anticonceptivos (DIU) también pueden causar esta alteración del sangrado menstrual.
Tratamientos para la menorragia
La gran diversidad de factores que pueden alterar el flujo menstrual hace prácticamente imposible aplicar el mismo tratamiento en todos los casos de menorragia. La solución será más bien personalizada y tendrá en cuenta el origen del problema y las condiciones de salud general de la persona y otros aspectos como la edad, alergias, uso de medicamentos, etc.
Teniendo en cuenta lo anterior, el diagnóstico es primordial para asegurar los mejores cuidados. Por eso, ante la sospecha de alteraciones del sangrado menstrual el primer paso es consultar al médico. Un profesional sanitario realizará las exploraciones y pruebas necesarias antes de prescribir el tratamiento más adecuado.
El uso de fármacos analgésicos, las terapias hormonales y los procedimientos quirúrgicos son algunos de los posibles tratamientos para este trastorno.
Paralelamente, tu médico puede indicarte algunas pautas y hábitos que contribuyen a mejorar tu salud y prevenir la menorragia. Estas acciones que favorecen tu bienestar pueden incluir: perder peso, seguir una alimentación sana, practicar ejercicio moderado con regularidad o tomar suplementos nutricionales para regular tu sistema hormonal.
Ventajas de la medicina natural
Los productos a base de plantas medicinales y las terapias naturales pueden representar una válida opción complementaria para las alteraciones del ciclo menstrual.
El uso de las terapias naturales puede aportar varias ventajas:
- Atenuar las molestias del ciclo menstrual y de otras afecciones que están al origen de la menorragia.
- Suelen tener menos efectos secundarios con respecto a los fármacos y procedimientos convencionales.
- Ayudan a regular el sistema hormonal durante la menopausia evitando el riesgo de desequilibrios.
- Pueden contribuir a una recuperación más rápida tras un procedimiento quirúrgico.
Las plantas medicinales pueden ayudarte de muchas maneras en el tratamiento y prevención de la menorragia. Hierbas como la bolsa de pastor, por ejemplo, tiene efecto antihemorrágico y se utiliza a menudo en los suplementos nutricionales para la menorragia.
Los suplementos de hierro también pueden ser indicados cuando la menorragia produce anemia.
Antes de tomar infusiones y otros productos naturales para tratar las alteraciones del flujo menstrual recuerda que es importante establecer la causa del problema. Acudir a tu ginecólogo te permitirá realizar un diagnóstico correcto, necesario para definir las mejores opciones naturales para tu problema.