La granada contiene una gran cantidad de ingredientes bioactivos que protegen a los tejidos del ataque de los radicales libres y, por lo tanto, del estrés oxidativo: son los flavoniodes y los antocianos.
La granada (Punica granatum) es como una manzana, aunque con innumerables granitos pequeños en su interior. Es originaria del Centro y del Este Asiático, pero actualmente crece en otras áreas, como en la mediterránea. El término proviene de la palabra latina grane (granos). El nombre latino, Punica, se remonta a la época del Imperio Romano, porque los fenicios (también conocidos como púnicos) extendieron este árbol en las regiones religiosas.
La granada es rica en sustancias bioactivas en forma de antioxidantes. Entre éstos están los polifenoles, como los flavonoides y los antocianos (taninos), que pueden atrapar radicales libres presentes en el organismo.
Al mismo tiempo, estos fitonutrientes pueden tener efectos protectores contra la arterioesclerosis, la hipertensión, infecciones bacteriales y virales, y molestias estomacales.
Los estudios realizados han demostrado que después de tres años de tratamiento con un preparado de granada, los pacientes con arterioesclerosis sufrieron una reducción del 30% de la acumulación en las paredes de la arteria carótida. Un año de estudio también demostró que la presión arterial se redujo un 12%. Los efectos antioxidantes del zumo de granada causan un aumento del óxido nitrico sintasa en las células endoteliales de las arterias, aumentando la formación del óxido nítrico. Esto conduce a la dilatación vascular, o a un ensanchamiento de los vasos sanguíneos, que lleva a una reducción de la presión arterial.