Disfrutar de un hígado sano y en forma nos garantiza mejores digestiones, más vitalidad física y mayor sensación de bienestar. Para eliminar toxinas del invierno, te animamos a probar el rábano negro, uno de los mejores aliados de este importante órgano.
El rábano negro es una planta herbácea y bianual que produce una raíz engrosada de carne blanca y cobertura negra que ha formado parte de la dieta mediterránea desde hace siglos. Su sabor, fuerte y picante, lo ha convertido en un ingrediente ideal para potenciar el sabor de ensaladas, salsas y diferentes combinados vegetales. Pero, además, y al igual que los otros miembros de la familia a la que pertenece, las crucíferas (coles, brócoli, etc.), su raíz contiene principios activos que lo han convertido en un recurso terapeútico utilizado desde hace siglos y recomendado por médicos como el griego Dioscórides, que lo utilizaba para tratar catarros, afecciones biliares y retención de líquidos.
La raíz del rábano negro contiene rafanol y rafanina, dos sustancias que actúan sobre el hígado y la vesícula biliar, estimulando la producción de bilis y su liberación en el intestino. Esto provoca que las digestiones sean más ligeras, sobre todo cuando se comen alimentos grasos. A través de esta liberación de bilis, también se eliminan residuos y sustancias tóxicas, por lo que estaremos contribuyendo a la depuración del organismo y al mejor funcionamiento del hígado.
Además, posee sustancias desintoxicantes y anticancerígenas como isotiocianatos e indoles, y compuestos con actividad antiparasitaria como los glucosinolatos, responsables también de su sabor picante. Sus constituyentes asimismo contribuyen a la eliminación de líquidos y resultan inmunoestimulantes y antiinflamatorios. Y, además, la raíz de rábano negro es rica en vitamina C, folatos y minerales como potasio y yodo, por lo que puede actuar como reconstituyente físico.